Por Sally Fallon Morell
¿Es contagioso el coronavirus? Esta es la pregunta de los sesenta y cuatro mil dólares. La premisa de que el coronavirus es altamente contagioso y puede causar enfermedad ha proporcionado la justificación para poner a naciones enteras en confinamiento destruyendo la economía global y dejando a cientos de miles sin trabajo. Desde mascarillas hasta distanciamiento social, desde antivirales y vacunas, estas medidas son basadas en la suposición de que pequeños virus pueden causar enfermedades graves y que tales enfermedades son transmisibles de persona a persona. ¿Pero es contagioso el coronavirus? ¿Puede incluso causar enfermedad?
A partir de 1799, investigadores estaban desconcertados sobre la causa de la influenza, que apareció de pronto (a menudo en diversos lugares al mismo tiempo) y no podía ser explicado por ninguna teoría de contagio. En 1836, Heinrich Schweich, autor de un libro sobre la influenza, observó que todos los procesos fisiológicos producen electricidad y propuso la teoría de que una perturbación eléctrica en la atmósfera puede impedir que el cuerpo la descargue. Él repitió la creencia entonces común que la acumulación de electricidad en el cuerpo causa síntomas de influenza y que los brotes eran debido a “influencias” atmosféricas (de ahí el nombre influenza).
INFLUENZA Y ELECTRICIDAD
Desde que conocemos la naturaleza eléctrica del sol, podemos hacer algunas observaciones interesantes. El comprendido entre los años 1645-1715 fue un periodo que los astrónomos llamaron el Mínimo de Maunder, donde el sol estuvo muy tranquilo. Los astrónomos no observaron manchas solares durante ese lapso de tiempo y las luces del norte (auroras boreales) eran inexistentes; después, en 1715, las manchas solares reaparecieron, como también las auroras boreales. La actividad del sol (manchas solares) incrementó, alcanzando un máximo en 1727, y en 1728, la influenza reapareció en oleadas en todos los continentes. La actividad del sol se volvió más violenta hasta que alcanzó un máximo en 1738, cuando médicos reportaron la gripe tanto en humanos como en animales, incluyendo perros, caballos y pájaros, especialmente gorriones. Bajo algunas estimaciones, dos millones de personas perecieron durante la pandemia de diez años.
Estos y otros hechos sobre la relación entre la influenza y los disturbios en la electricidad vienen desde un libro extraordinario, The Invisible Rainbow (El Arcoíris Invisible), escrito por Arthur Firstenberg.1 Firstenberg relata la historia de la electricidad en los Estados Unidos y en todo el mundo, junto con los brotes de enfermedades que acompañaron cada paso hacia la gran electrificación. La primera etapa involucró la instalación de líneas de telégrafo. Para 1875, estas formaron una telaraña sobre todo el mundo, sumando setecientas mil millas (más de un millón de kilómetros), con suficiente alambre de cobre como para rodear el planeta casi treinta veces. Con esto vino una nueva enfermedad llamada neurastenia.
Fuera de los Estados Unidos, los científicos reconocieron a la electricidad como una de los causantes de la neurastenia. Como los que hoy sufren de “fatiga crónica”, los pacientes se sentían débiles, exhaustos e incapaces de concentrarse. Tenían dolores de cabeza, mareos, tinnitus, partículas flotantes en los ojos, pulso acelerado, dolores en la región del corazón y palpitaciones; estaban deprimidos y tenían ataques de ansiedad. El Dr. George Miller Beard observó que esta enfermedad se propagaba a lo largo de las rutas de ferrocarriles y las líneas de telégrafo. A menudo se parecía a un resfriado común o influenza y usualmente afectaba a personas en la plenitud de la vida.
El año 1889 marcó el comienzo de la era eléctrica moderna y también de una pandemia de gripe mortal, que siguió a la llegada de la electricidad en todo el mundo. Firstenberg dice, “La Influenza golpeó explosiva e impredecible, una y otra vez en oleadas hasta principios de 1894. Era como si algo fundamental hubiese cambiado en la atmósfera”. Los médicos estaban intrigados sobre la propagación caprichosa de la gripe. Por ejemplo, William Beveridge, autor de un libro de 1975 sobre la influenza, observó: “El buque de guerra inglés Arachne estaba navegando por la costa de Cuba sin ningún contacto con tierra. No menos de 114 hombres de una tripulación de 149 se enfermaron de influenza y sólo después se supo que había habido brotes en Cuba al mismo tiempo.”1
Durante la Primera Guerra Mundial, gobiernos de ambos lados del conflicto instalaron antenas que eventualmente cubrieron la tierra con fuertes señales de radio. En 1918, el desastre estalló. La Gripe Española enfermó a un estimado de quinientos millones de personas (aproximadamente un tercio de la población del planeta) y mató a unos cincuenta millones de personas, más que la Peste Negra del siglo XIV. Las personas que vivían en bases militares, donde las antenas se instalaban de forma rutinaria, fueron los más vulnerables. Un síntoma común fue el sangrado de: las fosas nasales, encías, oídos, estómago, intestinos, útero, riñones y cerebro. Muchos murieron de hemorragia en los pulmones, las víctimas literalmente se ahogaban en su propia sangre. Exámenes revelaron una disminución de la capacidad de coagular de la sangre, posiblemente resultado de grandes dosis de aspirina suministrada a pacientes con gripe.
El año 1957 marcó la instalación de radares a lo largo del planeta. La pandemia de gripe “asiática” comenzó en febrero de 1957 y duró un año. Una década después, Estados Unidos lanzó veintiocho satélites en los cinturones de Van Allen como parte del Programa Piloto Satélites de Comunicaciones de Defensa (IDCSP por sus siglas en inglés) marcando el comienzo de la gripe de “Hong Kong”, la cual comenzó en Julio de 1968. Como Firstenberg observa, “En cada caso, en 1889, 1918, 1957 y 1968, la envoltura eléctrica de la tierra… fue repentina y profundamente perturbada”, y junto a ello, los circuitos eléctricos del cuerpo humano.
La medicina occidental presta escasa atención a la naturaleza eléctrica de los seres vivos (plantas, animales y humanos) pero las montañas de evidencia indican que ligeras corrientes gobiernan todo lo que pasa en el cuerpo para mantenernos vivos y sanos. Desde la coagulación de la sangre, a la producción de energía en la mitocondria, incluso las pequeñas cantidades de cobre en los huesos, las cuales crean corrientes para el mantenimiento de la estructura ósea, todo esto puede ser influenciado por la presencia de electricidad en la atmósfera, especialmente la electricidad “sucia”, la cual es caracterizada por muchas frecuencias superpuestas y cambios irregulares en frecuencia y voltaje.
La medicina China desde mucho tiempo ha reconocido la naturaleza eléctrica del cuerpo humano y ha desarrollado un sistema para disipar la “acumulación de electricidad” que desencadena en enfermedad. Es llamada acupuntura. Muchas cosas que hacemos instintivamente también ayudan a liberar cualquier acumulación de corriente prejudicial, la madre que acaricia la cabeza de su bebé o que rasca la espalda de sus hijos para ayudarles a dormir, las caricias de los amantes, caminar descalzo, masajes e incluso apretones de mano y abrazos, todos ahora severamente rechazados por las autoridades de la salud2 mientras nos enfrentamos al espectro de la policía irrumpiendo por la noche para asegurarse de que papá esté durmiendo en el sofá.
¿Estoy inventado esto? El Washington Post recientemente publicó un artículo en el cual una madre explicaba a su hijo adolescente el porqué ella no podía abrazarlo durante la cuarentena; la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO por sus siglas en inglés) sugiere de forma oficial que los funcionarios de la salud pública deben ingresar a los hogares de las personas y “de una manera digna” remover a los que resultan positivos para prevenir infectar al resto de la familia.3
Avancemos rápidamente hacia la era de Internet y celulares. De acuerdo con Firstenberg, la aparición de los servicios de telefonía celular en 1996 resultó en mayores niveles de mortalidad en las principales ciudades como: Los Ángeles, Nueva York, San Diego y Boston. A lo largo de los años, las señales inalámbricas a múltiples frecuencias han llenado la atmósfera a cada vez mayor grado/medida, junto con brotes misteriosos como SARS (síndrome respiratorio agudo severo) y MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio).
DESPLIEGUE DEL 5G Y COVID-19
El 26 de septiembre de 2019, la ciudad de Wuhan en China, encendió la quinta generación (5G) inalámbrica y oficialmente lanzó el 5G el 1 de noviembre, con una red de diez mil antenas, más antenas de las que existen en todo los Estados Unidos, todas concentradas en una sola ciudad. De pronto comenzamos a escuchar sobre una extraña nueva enfermedad que provenía de esta altamente industrializada localidad. Un aumento de los casos ocurrió también en el trece de febrero, la misma semana en que Wuhan activó la red 5G para monitorear el tráfico.
La enfermedad ha seguido la instalación del 5G en todas las grandes ciudades en América, comenzando con Nueva York en el otoño de 2019, en la parte alta, media y centro de Manhattan, junto con partes de Brooklyn, el Bronx y Queens, todas las cuales se convirtieron en puntos calientes de coronavirus. Los Ángeles, Las Vegas, Dallas, Cleveland y Atlanta siguieron pronto, con unas cinco mil pueblos y ciudades ahora cubiertos.
Los europeos también han visto una fuerte correlación con el despliegue del 5G, Bartomeu Paveras i Cifre, un epidemiólogo español, ha graficado el despliegue del 5G en ciudades y países europeos con casos por cada mil personas. Su análisis ha demostrado “una clara y cercana relación entre la tasa de infecciones por coronavirus y la ubicación de antenas de 5G.”4 Por ejemplo, la ciudad de Milán y otras áreas al norte del país tienen la cobertura más densa de 5G, no Roma. Aunque el aeropuerto principal de Italia se encuentra en Roma, el norte de Italia presenta veintidós veces el número de casos de coronavirus. En Suiza, las compañías de telecomunicaciones han construido más de dos mil antenas, pero los suizos han detenido al menos parte del despliegue del 5G debido a preocupaciones de salud. Per cápita, Suiza ha presentado muchos menos casos de coronavirus que los países cercanos como Francia, España y Alemania, donde el 5G avanza a toda máquina. Destaca particularmente el pequeño país de San Marino, el primer país en el mundo en instalar el 5G (en septiembre de 2018). Sus ciudadanos han tenido la exposición más larga al 5G y la tasa más alta de infección por coronavirus, cuatro veces más alta que Italia (que desplegó el 5G en junio de 2019), y veintisiete veces mayor que Croacia, que no ha desplegado el 5G. En zonas rurales, la enfermedad atribuida al coronavirus es leve o inexistente.
En febrero de 2020, Irán anunció que “han llevado a cabo todos los preparativos necesarios para el lanzamiento de la red de 5G” y han completado la expansión relacionada a la infraestructura 4G-LTE “a casi todas las ciudades, poblados y villas en todo el país”5 Los primeros casos de Covid-19 se correlacionan con este anuncio.6 Corea ha instalado más de setenta mil bases de 5G y, a mediados de marzo, habían reportado más de ocho mil casos de la enfermedad. Japón comenzó a probar el 5G en túneles de Hokkaido a comienzos de febrero de 2020, y esta ciudad ahora tiene la mayor cantidad de casos de coronavirus de Japón, incluso más que Tokio.
En América del Sur, el lanzamiento del 5G ha ocurrido en Brasil, Chile y Ecuador, y en México, todos los cuales tienen muchos casos de coronavirus. Los países que no tienen 5G (como Guyana, Surinam, Guayana Francesa y Paraguay) no han reportado ningún caso, incluso cuando las condiciones sanitarias de estos países son probablemente más primitivas. Paraguay está haciendo lo que todos los países deberían hacer: construir una red nacional de fibra óptica sin recurrir al 5G.
El sistema 5G también ha sido instalado en barcos de crucero modernos y muchas instalaciones de atención médica. Sumado a esto, las instalaciones de salud están repletas de equipos electrónicos, algunos ubicados inmediatamente al lado de la cabeza de algunos pacientes muy enfermos. Las personas que sufren de sensibilidad eléctrica no pueden acercarse a muchos hospitales y hogares de cuidado de ancianos.
UNA SOPA DE FRECUENCIAS 4G Y 5G
El 5G se transmite en un rango de frecuencias de microondas (24-72 GHz). Las frecuencias en este rango (bajo la frecuencia de la luz) son llamadas no-ionizantes, en contraste con la radiación ionizante, la cual tiene una frecuencia mayor que la luz visible (Ver Figura 1). La radiación ionizante, como los rayos x, causan que los electrones se separen de los átomos (obviamente algo con lo cual uno debería limitar la exposición). En vez de producir iones cargados cuando estos pasan a través de la materia, la radiación electromagnética no-ionizante cambia las configuraciones de valencia rotacional, vibracional o eléctrica de las moléculas y átomos. Esto produce efectos térmicos (pensemos en un horno microondas) pero también efectos no térmicos muy bien documentados.7
Figura 1: El espectro electromagnético
Mientras la industria de telecomunicaciones niega rotundamente cualquier efecto no térmico sobre tejidos vivos, un gran cúmulo de investigaciones sugiere daño considerable al delicado sistema electromagnético del cuerpo humano por exposición constante a frecuencias no-ionizantes: dolores de cabeza, tinnitus, fatiga, erupciones en la piel, e incluso cáncer. En particular, campos electromagnéticos de altas frecuencias como el 5G afectan la permeabilidad de la membrana celular, algo que no es muy bueno cuando la arquitectura de una célula sana asegura que esta no es permeable, excepto en situaciones controladas.8
El hecho que algunos transmisores de 5G transmitan a 60 GHz es motivo de especial preocupación. De acuerdo con la literatura de la industria de telecomunicaciones, esta frecuencia es altamente absorbida por el oxígeno,9 causando que la molécula de O2 se separe y haciéndola inútil para la respiración. ¡Pensemos en las implicancias de que el oxígeno no sirva para mantener la vida! También es de interés que los militares de Estados Unidos posean un aparato de control de multitudes que opera en rangos entre 6-100 GHz. El Active Denial System de los militares, el cual opera a 95 GHz, puede penetrar la piel y producir sensaciones intolerables de calor, haciendo que las personas se alejen del rayo.
Los cambios en la tecnología que convergen hacia la construcción de las redes 5G incluyen una gigantesca “densificación” de las redes 4G, así como también la expansión en las bandas de frecuencia de ondas milimétricas, particularmente (en el caso de esta última) en áreas urbanas.10 Las ondas milimétricas van sólo a cortas distancias y no puede penetrar en las edificaciones. En respuesta a esto, algunas empresas de tecnología están trabajando para lograr que la señal 5G llegue a áreas donde trabajamos, jugamos y dormimos. Por ejemplo, la empresa Pivotal Commware está probando el dispositivo llamado “Echo 5G In-Building Penetration Device”11 Las oficinas de Pivotal están ubicadas aproximadamente a una milla (1.6 kilómetros) del hogar de reposo de ancianos Life Care en Kirkland, Washington, donde la enfermedad apareció por primera vez en los Estados Unidos, y donde veinticinco residentes murieron. ¿Fue el centro Life Care un campo de pruebas para el nuevo dispositivo de Pivotal?
Consideremos algunos de los síntomas reportados en relación con el Covid-19. Las pautas publicadas en 2016 por EUROPAEM EMF, una organización de vigilancia sin fines de lucro, estipulan que “existe evidencia contundente de que la exposición a largo plazo a ciertas frecuencias electromagnéticas (EMF por sus siglas en inglés) es un factor de riesgo para enfermedades como ciertos tipos de cáncer, enfermedad de Alzheimer, e infertilidad masculina”. Se describen síntomas comunes de hipersensibilidad electromagnética (también llamada enfermedad de microondas), donde los autores citan: “dolores de cabeza, dificultades de concentración, problemas para dormir, depresión, falta de energía, fatiga, y síntomas similares a la gripe.”12
Un estudio publicado en la revista de Oncología Oncology Journal describe daño al pulmón por terapia de radiación. La radioterapia utiliza ondas cortas a rangos cercanos por cortos periodos de tiempo. Nos da pensar que las ondas milimétricas del 5G, con transmisores 4G cercanos pulsando enormes cantidades de frecuencias día y noche, podría también causar daño a los pulmones. De acuerdo con los autores del estudio: “Dependiendo de la dosis y volumen del pulmón irradiado, podría desarrollarse neumonitis aguda por radiación, caracterizada por tos seca y disnea (dificultad para respirar).”13
Otro síntoma de coronavirus: zumbido. Según el New York Post, muchos pacientes de Covid-19 reportan extrañas sensaciones de zumbido a través de su cuerpo, “una sensación eléctrica en la piel” o que la piel se siente como si estuviera ardiendo.14 Aquellos que son sensibles a la electricidad indican sensaciones similares cuando están cerca de un teléfono celular o usan una guía de control de navegación GPS en sus autos. Otros síntomas reportados de coronavirus incluyen: pérdida del olfato y gusto,15 fiebre, dolores, dificultad para respirar (disnea), fatiga, tos seca16, diarrea,17 apoplejía y convulsiones18, todos estos síntomas documentados por quienes son sensibles a la electricidad.
La correlación entre el despliegue del 5G y los casos de Covid-19, y la similitud de los síntomas, debería darnos una pausa. ¿No deberíamos mirar más cerca antes de establecer la vacunación obligatoria y el chip de identificación (ID) electrónico? ¿No deberíamos hacer pruebas para ver si un virus contagioso está involucrado antes de ordenar distanciamiento social y prescribir el uso de mascarillas?
EL LEGADO DE PASTEUR
Con la invención del microscopio en 1670 y el descubrimiento de las bacterias, los médicos descubrieron una explicación conveniente para la enfermedad: pequeños organismos unicelulares que los humanos pueden presumiblemente pasar de uno a otro a través del contacto y la exhalación. Esta teoría se hizo popular gracias al famoso científico Louis Pasteur.
Fue Pasteur quien convenció a una escéptica comunidad médica de que los gérmenes contagiosos causan enfermedad; su “teoría de los gérmenes” pronto se volvió (y todavía sigue siendo) la explicación oficial para la mayoría de las enfermedades. Sin embargo, en su diario privado él afirmó inequívocamente que, en toda su carrera, él no fue capaz ni una sola vez de transferir enfermedades con un cultivo puro de bacterias (y él obviamente no era capaz de purificar virus en esa época). De hecho, la única manera de transferir una enfermedad era: o insertar el tejido infectado completo en otro animal (a veces habría inyectado cerebro molido de un animal dentro del cerebro de otro animal para “probar” el contagio) o agregar veneno a sus cultivos, los cuales él sabía causarían síntomas en los receptores.
Eventualmente, Pasteur admitió que todo el esfuerzo que realizó para probar el contagio fue un fracaso, lo que llevó a la famosa confesión en su lecho de muerte de que “el germen es nada, el terreno lo es todo.”19 En otras palabras, los microbios pueden estar asociados con la enfermedad pero ellos no son la causa de esta; la causa es siempre algo que ha perturbado el orden de la naturaleza, como deficiencias nutricionales, toxinas, mala calidad del aire, agua contaminada, radiación electromagnética o incluso las emociones de miedo y desesperación.
El reconocimiento de las deficiencias nutricionales como una de las causas de enfermedades como escorbuto, pelagra y beriberi llevó décadas debido a que la teoría de los gérmenes era la explicación para todos los males del ser humano. Como Robert R. Williams, uno de los descubridores de la tiamina (vitamina B1) lamentaba: “todos los médicos jóvenes estaban tan imbuidos con la idea de la infección como la causa de la enfermedad, que en la actualidad llegó a ser aceptado casi de manera axiomática, que la enfermedad no podría tener otra causa (que los microbios). La preocupación de los médicos con la infección como la causa de las enfermedades fue sin lugar a dudas la responsable de muchas digresiones a la atención de la alimentación como un factor causal del beriberi.”20
Durante la pandemia de la Gripe Española de 1918, el ejemplo más mortal de un contagio global en la historia, los médicos tuvieron problemas para explicar el alcance mundial de la enfermedad. Parecía aparecer de forma espontánea en diferentes partes del mundo, golpeando a jóvenes y sanos, incluyendo (como mencionamos previamente) muchos militares estadounidenses. Algunas comunidades cerraron las escuelas, comercio y teatros; a las personas se les ordenó utilizar mascarillas y abstenerse de besar a sus hijos para frenar los contagios.
¿Pero era contagioso? En ese tiempo, los funcionarios de la salud creían que un microorganismo llamado bacilo de Pfeiffer (Pfeiffer’s bacillus) causaba la Gripe Española, y estaban muy interesados en entender cómo el organismo podía propagarse tan rápido, y de forma tan aleatoria. Para responder a estas preguntas, médicos del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos trataron de infectar a cien voluntarios sanos de edades entre dieciocho y veinticinco años, recolectando secreciones de las mucosas de la nariz, garganta, y vías respiratorias superiores de aquellos que estaban enfermos. Entonces, los médicos transfirieron estas secreciones a la nariz, boca y pulmones de los voluntarios, pero ningún de ellos sucumbió. Incluso cuando sangre de donantes enfermos fue inyectada en la sangre de los voluntarios, estos permanecieron obstinadamente saludables.
Finalmente, los médicos exigieron a los afectados por la gripe a respirar y toser sobre los voluntarios sanos, pero ninguno de ellos enfermó. Los investigadores incluso trataron infectar a caballos sanos con las secreciones de caballos con gripe (sí, muchos animales se enfermaron durante la pandemia), pero los resultados fueron los mismos. La Gripe Española no era contagiosa,21,22 y los médicos no pudieron culpar a la bacteria acusada ni dar una explicación por la propagación global.
En los últimos años, hemos visto un cambio completo del paradigma actual de la medicina, la cual afirma que las bacterias nos atacan y enferman. En efecto, los investigadores se han vuelto cada vez más frustrados en sus intentos de probar que las bacterias nos enfermadas, excepto como co-actores en condiciones extremadamente antinaturales. Hemos aprendido que el tracto digestivo contiene hasta seis libras (2,7 kilogramos aproximadamente), las cuales cumplen muchos roles beneficiosos, nos protegen contra toxinas, apoyan al sistema inmunológico, ayudan a digerir los alimentos, crean vitaminas e incluso producen químicos que nos hacen sentir bien. Las bacterias que cubren nuestra piel y recubren el tracto vaginal desempeñan también roles de protección. Las bacterias impregnan los suelos para hacer posible el crecimiento de las plantas. Estos descubrimientos llaman a cuestionar muchas de las prácticas actuales de la medicina, desde los antibióticos a los herbicidas hasta los geles sanitizantes de manos.
ENTRA EL VIRUS
Cuando Louis Pasteur fue incapaz de encontrar una bacteria que pudiera causar la rabia, especuló sobre un patógeno demasiado pequeño como para ser detectado por el microscopio. Estas pequeñas partículas, alrededor de una centésima parte del tamaño de una célula, se volvieron visibles gracias a la invención del microscopio electrónico en 1931. Los científicos asumieron que estas eran malas para nosotros, “peligrosos agentes de infección”, y los denominaron virus, por la palabra en latín para “toxinas.”
Debido a que los virus son siempre vistos dentro y alrededor de células vivas, los investigadores dedujeron que los virus sólo se replican dentro de las células vivas de un organismo, no se dividen como lo hacen las células. Los científicos hoy en día operan en el supuesto que estos ubicuos virus pueden infectar todo tipo de formas de vida, desde animales y plantas a microorganismos, incluyendo bacterias. Difíciles de separar y purificar, los virus se han convertido en un conveniente chivo expiatorio para enfermedades que no se ajustan al modelo bacteriano. Resfriados, gripes y neumonía, alguna vez consideradas exclusivamente enfermedades por bacterias, son ahora frecuentemente atribuidas a los virus.
¿Es posible que algún día los científicos descubran que estas partículas, como la alguna vez maligna bacteria, desempeñan un rol beneficioso? En efecto, los científicos ya lo han hecho. Sin embargo, las viejas ideas, especialmente la mentalidad de “un bicho, una droga” que promete ganancias a los fármacos y vacunas, son duras de erradicar.
KOCH Y RIVERS
Heinrich Hermann Robert Koch (1843-1910) es considerado uno de los fundadores de la bacteriología moderna, habiendo creado y mejorado las tecnologías de laboratorio para el aislamiento de bacterias. Su investigación llevó a la formulación de lo que ahora llamamos Postulados de Koch, una serie de cuatro principios que ligan microorganismos específicos a enfermedades específicas.
Los postulados son los siguientes:
- El microorganismo debe encontrase en abundancia en todos los organismos que sufren esa enfermedad, pero no debe ser encontrado en organismos sanos.
- El microorganismo debe ser aislado desde el organismo enfermo y cultivado en un cultivo puro.
- El microorganismo cultivado debe causar enfermedad cuando es introducido en un organismo sano.
- El microorganismo debe volver a aislarse desde el huésped experimental inoculado (ahora enfermo) e identificarse como idéntico al agente causante específico original.
Si las cuatro condiciones se cumplen, se prueba la causa infecciosa para un conjunto específico de síntomas. Sin embargo, ¡Incluso Koch no pudo encontrar pruebas de contagio utilizando sus propios postulados! De hecho, tuvo que abandonar los requerimientos de su primer postulado cuando descubrió portadores de cólera y fiebre tifoidea que no se enfermaron. Aunque él afirmaba que había demostrado que una bacteria causa tuberculosis (TB), una lectura cuidadosa de su trabajo (muy difícil de obtener en inglés) muestra que él no pudo cumplir siquiera uno de sus cuatro postulados para la tuberculosis.
Koch desarrolló sus postulados para las bacterias, no para los virus. En 1937, Thomas M. Rivers modificó los postulados de Koch con el fin de determinar la naturaleza infecciosa de los virus.23 Los postulados de Rivers establecen:
- El virus puede ser aislado del huésped enfermo.
- El virus puede ser cultivado en las células del huésped.
- El virus puede ser filtrado de un medio que también contiene bacterias (prueba de filtrabilidad).
- El virus filtrado podría producir una enfermedad comparable cuando el virus cultivado es usado para infectar animales experimentales.
- El virus puede volver a aislarse desde el animal infectado.
- Una respuesta inmune específica al virus puede ser detectada.
Notemos que Rivers abandona el primer postulado de Koch, esto es debido a que mucha gente que padecía una enfermedad “viral” no albergaba el microorganismo causante. Sin embargo, incluso con la falta del primer postulado de Koch, los investigadores nunca han sido capaces de probar que un virus específico causa una enfermedad específica utilizando los postulados de Rivers.
LO QUE LOS CIENTÍFICOS DE WUHAN NO HICIERON
En algún momento a finales de 2019, las autoridades de China notaron que un grupo de personas se estaba enfermando de una nueva forma. Debido a que los síntomas de las personas enfermas se parecían a los de la neumonía, algunos de los pacientes enfermos eran suministrados con antibióticos. Cuando los pacientes parecían no mejorar con los antibióticos, los médicos concluyeron que este nuevo tipo de neumonía debía ser causada por un nuevo tipo de virus.
Tan pronto como las autoridades médicas chinas sospecharon sobre un brote de una nueva y peligrosa enfermedad viral, debieron haber llevado a cabo los pasos para satisfacer los postulados de Rivers. El primer paso habría sido reunir quinientas personas de Wuhan con síntomas idénticos (o al menos parecidos) y encontrar quinientas personas de control coincidentes sin síntomas (personas de edades similares, estilos de vida, perfil de enfermedades, y así), también de Wuhan. Dado el posible lento desarrollo de esta enfermedad, también habría sido prudente seguir con el control de las quinientas personas por algunos meses para asegurarse de que ninguno desarrollara nuevos síntomas.
El siguiente paso habría sido hacer una examinación microbiológica exhaustiva de una variedad de fluidos tomados de las mil personas. Como mínimo, esto debió haber incluido sangre, esputo, orina, y muestras nasales. El estudio debería haber utilizado tanto microscopios de luz (para buscar bacterias) como microscopios electrónicos (para buscar virus). Si los investigadores siguieron buscando una nueva bacteria o virus en todas las personas enfermas y en ninguna de las personas sanas, entonces ellos debieron haber aislado meticulosamente, purificado y cultivado la bacteria o virus en un medio neutral. Después de completar este paso de purificación, el microbio purificado debió haber sido introducido dentro de animales de prueba, utilizando la ruta normal por la cual un microbio puede propagarse (y no, por ejemplo, inyectándolo directamente en el cerebro de un animal, como fue realizado para “probar” la etiología contagiosa de la polio). Finalmente, tales estudios habrían por supuesto, requerido un grupo de control de animales de prueba; en otras palabras, si los investigadores van a rociar virus purificados en las fosas nasales de animales para ver si estos se enferman, también tienen que rociar soluciones salinas puras dentro de las fosas nasales del grupo de animales de control para asegurarse que los animales no se enfermen sólo porque algo está siendo rociado dentro de sus narices.
Cualquier persona cuerda estaría de acuerdo que tales estudios resulten ser un requerimiento antes de tomar medidas draconianas en el mundo entero para “parar la propagación” o “aplanar la curva.” Y, si las autoridades médicas de China fueron incapaces de llevar a cabo este tipo de investigación, ellas debieron haber pedido ayuda a la CDC (Centros Para el Control y Prevención de Enfermedades) de los Estados Unidos y las organizaciones equivalentes de Europa y Rusia, o la OMS, para asegurarse de que estas investigaciones han sido realizadas cuidadosamente, apropiadamente y completamente. ¿No es esto de lo que supuestamente trata la ciencia?
Lo que el público todavía no da cuenta es que para el Covid-19, también para la ultima docena o más de epidemias “virales” que hemos enfrentado, incluyendo el SIDA, SARS, Ébola, Zika, gripe aviar, hepatitis C y otras, los científicos no han intentado demostrar ni siquiera una parte de los postulados de Koch o Rivers.
De hecho, para el Covid-19 los chinos trataron de hacerlo. Ellos tomaron secreciones de algunas personas enfermas; esto es, tomaron esputo de personas con tos. Entonces, centrifugaron el esputo para separar la parte líquida de la parte celular, la cual presumiblemente contenía el virus. Luego, ellos tomaron este sedimento centrifugado y no purificado de personas enfermas e inocularon eso en células de pulmón cancerígenas. Luego, centrifugaron de nuevo este lío, ni siquiera intentado purificar ningún virus desde esta mezcla. Finalmente, tomaron este “caldo de brujas” de sedimento de moco, células cancerígenas de pulmón, y quién-sabe-qué-más y lo inyectaron en dos desafortunados monos. No hicieron un grupo de control, como, por ejemplo, inyectar una solución salina, o inyectar células de cáncer de pulmón, o incluso inyectar un líquido sobrenadante del material centrifugado a un grupo de control de monos. En vez de eso, sólo les fue suministrado a los dos monos una sustancia viscosa proveniente de material celular no purificado.
Uno de los monos se enfermó de neumonía, y el otro presentó erupciones en la piel.24 En un estudio relacionado, los científicos chinos tomaron moco no purificado y cultivado de cáncer de pulmón, y lo rociaron dentro de las gargantas y pulmones de un grupo de hámster. Algunos de los hámsteres (no todos) presentaron neumonía, e incluso algunos murieron. No tenemos idea de lo que habría pasado si hubieran rociado células de pulmón sanas dentro de los pulmones de estos hámsteres; probablemente nada bueno. El hecho que nos deja perplejos es que algunos de los hámsteres no se contagiaron, lo que no se condice para nada con la teoría del “virus mortalmente contagioso”.25
En simple, ninguno de los estudios llevados a cabo hasta la fecha ha podido probar ninguna prueba de que estamos tratando con una enfermedad contagiosa mortal. El hecho de que la enfermedad aparece en grupos puede llamar al “contagio” como explicación, pero una explicación igualmente apropiada sería no el germen, sino que el terreno, ¿Qué factores ambientales están afectando a tanta gente en el mismo lugar al mismo tiempo? Un candidato obvio es la contaminación electromagnética.
ADAPTACIÓN
Es interesante notar que, a través de las décadas, cada oleada de influenza ha tenido su propia constelación de síntomas. Durante la epidemia de la gripe Española, el problema principal era el sangrado (la incapacidad de coagular de la sangre), y que las víctimas principales eran personas sanas en la plenitud la vida (edades comprendidas entre los veinticinco y cuarenta años). Las víctimas de hoy son mayores, frecuentemente con condiciones preexistentes y el síntoma principal parece ser hipoxia, similar al mal de altura.
El Dr. Cameron Kyle-Sidell, que trabaja en las primeras líneas de un hospital de Nueva York, realizó un video explicando lo que él había observado.26 Kyle-Sidell cuenta: “¡Nunca había visto algo parecido a esto!” Los afectados está literalmente jadeando para tomar aire. De hecho, los ventiladores que los hospitales han luchado para conseguir provocan más daño que beneficio y pueden estar influyendo en las altas tasas de mortalidad. Estos pacientes no necesitan ayuda para respirar, necesitan más oxígeno cuando inhalan. Lo que Kyle-Sidell describe no es un signo de una enfermedad contagiosa, sino que una disrupción en nuestro mecanismo para producir energía y llevar el oxígeno a los glóbulos rojos.
GRACIAS A DIOS POR LOS EXOSOMAS
Estamos en deuda con el Dr. Andrew Kaufman, quien ha publicado un gran número de videos interesantes en la red en los cuales él explica que los virus son en realidad exosomas,27-30 una conclusión compartida entre otros numerosos virólogos. Los virus y exosomas son del mismo tamaño, de la misma forma, ambos transportan ARN y los dos se fijan a los mismos receptores. Estas pequeñas partículas no atacan nuestras células; por el contrario, los exosomas son partículas liberadas desde la célula (ver Figura 2). Además de transportar ARN, los exosomas encapsulan toxicas y desechos celulares en respuesta a varias ofensas: toxinas, estrés (incluye el miedo), cáncer, radiación ionizante, infección, lesiones, muchas enfermedades, respuestas inmunes y asma. En resumen, estos exosomas/virus son el resultado y no la causa de la enfermedad, y juegan un rol primario en la coagulación, señalización celular y excreción de materiales de desecho.
Figura 2: Liberación de exosomas desde la célula
Entonces, ¿Está una horrible pequeña creatura llamada coronavirus infectándonos y enfermándonos? Recuerde que los investigadores no pudieron demostrar que la terrible gripe Española fuese contagiosa. El hecho de que los virus son en realidad exosomas beneficiosos, y que muchos de los individuos que dieron positivo para el coronavirus no presentan síntomas, hacen que su rol de responsable sea altamente improbable. Para resolver esta pregunta de una vez por todas, necesitamos hacer los mismos estudios de contagio que probaron el no-contagio en 1918.
Si buscas un poco en internet, encontrarás que los exosomas son la última moda para el diagnóstico y terapia, con variados usos en la medicina, desde tratamiento para el cáncer, curación de heridas, ¡Hasta restauración del cabello! Si el 5G, al sobrecargar el circuito eléctrico del cuerpo y secuestrar el oxígeno, causa daño a las células pulmonares, entonces un incremento en la producción de exosomas (mal llamados virus) es el resultado claro (pero por ahora abandonado) para tales efectos secundarios terribles, incluyendo: reacciones alérgicas, fiebre, náusea, vómitos, sangrado, acidosis láctica diabética, daño a los riñones, hígado y páncreas… y los problemas para respirar. Estas drogas suprimieron los esfuerzos del cuerpo para protegerse en contra de los efectos venenosos del 5G y otras toxinas.
Es claro que estamos cometiendo el mismo error con los virus que los que hemos cometido con el colesterol y las grasas saturadas, culpar a una sustancia que es esencial para la vida como causante de enfermedades. Solo veinte años atrás, la profesión médica “sabía” que las bacterias eran asesinas, ahora reconocemos que las bacterias son esenciales para la salud. ¿Cuánto tiempo más tardaremos en aprender que estos denominados virus son nuestros amigos?
La humanidad ha vivido por miles de años con nuestros cerebros sintonizados a la resonancia de Schumann de la tierra, nuestros cuerpos y por supuesto, toda la vida, bañados en un campo eléctrico estático de ciento treinta voltios por metro. La sinfonía eléctrica que nos da la vida es suave y delicada. Minuciosas corrientes eléctricas que recorren a través de las nervaduras de las hojas o a través de las células gliales en nuestro sistema nervioso, guían el crecimiento y metabolismo de todas las formas de vida. Nuestras células se comunican en susurros en un rango de radiofrecuencias. Hoy en día, este murmullo silencioso de corriente que nos da vida está silenciado por el destemple de frecuencias sobrepuestas y discordantes, desde líneas de energía a los refrigerados hasta teléfonos celulares, y ahora el asalto final, el 5G.
Afortunadamente, las células bajo ataque producen mensajeros que encapsulan toxinas llamados exosomas, que nos ayudan a adaptarnos ante las amenazas medioambientales, incluyendo el electrosmog. Estos pequeños mensajeros nos brindan en tiempo real y rápida adaptación genética a los cambios medioambientales. Después de todo, la mayoría de las personas se ha ajustado a las ondas de radio globales, electricidad en sus hogares y al omnipresente Wi-Fi… ¡Y hubo treinta y cinco marineros del buque de guerra Arachne que no se enfermaron! Incluso la población de gorriones se recuperó después de la gripe de 1738. Si realmente los exosomas pueden ayudar a adaptarnos a estas disrupciones extremas del 5G queda por verse.
Sally Fallon Morell es la presidente fundadora de la Fundación Weston A. Price y autora del libro de cocina más vendido Nourishing Traditions. Algunas partes de este artículo primero fueron publicadas en su blog nourishingtraditions.com
REFERENCIAS
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PROTÉGETE CONTRA LAS FRECUENCIAS ELECTROMAGNÉTICAS (EMFs) CON ALIMENTOS
Mientras tu mejor protección a los EMFs es reducir la exposición, especialmente a los emisores de 5G, reducir la permeabilidad de las membranas celulares, las cuales pueden llevar a todo tipo de consecuencias desafortunadas, desde fatiga hasta cáncer. El primer requerimiento, y de prioridad principal para membranas celulares impermeables y seguras son las grasas saturadas. Al menos 50 por ciento de las moléculas de grasa en las membranas celulares deben ser grasas saturadas, y las grasas en nuestros surfactantes pulmonares deberían ser 100 por ciento saturados para que los pulmones trabajen de forma adecuada. Las grasas saturadas de origen animal también son fuente de colesterol, necesitado en las membranas celulares para asegurar que estas sean a prueba de agua (y, además, tener un potencial eléctrico diferente dentro y fuera de la célula). Otro componente importante que obtenemos de las grasas animales es el ácido araquidónico, un ácido graso omega-6 requerido para junturas célula-a-célula apretadas.
LAS VITAMINAS LIPOSOLUBLES: El trío de vitaminas A, D y K2 trabajan en conjunto para protegernos contra toxinas y fortalecen nuestro sistema inmunológico. Las mejores fuentes son aceite de hígado de bacalao, yema de huevo de gallinas de pastoreo, mantequilla de vacas de pastoreo, manteca de cerdos criados al aire libre, grasa e hígado de aves.
CALDO DE HUESOS RICO EN GELATINA: La glicina en el caldo de huesos ayuda a mantener el agua estructurada tanto dentro como fuera de la célula; ayuda a crear cartílago fuerte en los surfactantes pulmonares y en el cuerpo completo; y ayuda a los mecanismos de desintoxicación del cuerpo. Asegúrate de cocinar tu caldo con huesos orgánicos o de animales de pastoreo, libres de glifosato (el ingrediente principal del herbicida Roundup).
VITAMINA C: Los tratamientos exitosos para el tipo de enfermedad respiratoria actual incluyen vitamina C. Tu mejor fuente alimentaria son los vegetales fermentados tipo sauerkraut (chucrut) – ¡Hay diez veces más vitamina C en el sauerkraut que en el repollo fresco!
HIERRO, ZINC Y AZUFRE: El hierro es un elemento es vulnerable al electromagnetismo. La vitamina A contribuye a garantizar que el hierro vaya hacia las células rojas donde se necesita. La suplementación tanto de zinc como de azufre parece ayudar a los pacientes de Covid-19. Las mejores fuentes se encuentran en alimentos de origen animal como carnes rojas, hígado, ostras y yema de huevo.
LECHE CRUDA: Uno de los efectos del 5G parece ser la estimulación de canales de calcio en las membranas celulares. Esto conduce al calcio dentro de la célula, esencialmente envenenándola, mientras disminuye el calcio ionizado en la sangre usado en las vías de coagulación que ayudan a coagular y prevenir el sangramiento incontrolable. Si el calcio ionizado en la sangre disminuye demasiado, las personas sufren de hemorragia y mueren. Durante la pandemia de 1918, muchos doctores notaron que sus pacientes morían de hemorragia, no de neumonía como esperaríamos. Algunos médicos reportaron que el uso de lactato de calcio intravenoso prevenía que la gente muriera. Prontamente, el doctor Royal Lee de Standard Process formuló un producto para la gripe llamado Congaplex, el cual contiene lactado de calcio – la misma forma disponible que contiene la leche cruda. Además, la leche cruda entera de vacas de pastoreo contiene muchos componentes que refuerzan nuestra habilidad de lidiar con toxinas.
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