31 de diciembre de 2001 por Sally Fallon y Mary G. Enig, PhD
Traducido por Verónica Belli Obando
La lactancia es lo mejor. La leche materna es el alimento perfecto que la naturaleza ha diseñado para los bebés. La leche materna contiene sustancias especiales que dan al bebé en desarrollo inmunidad a la infección y las enfermedades. La lactancia une a la madre con su bebé, estimula actividades hormonales importantes en el cuerpo de la madre, la ayuda a perder peso luego del embarazo y la protege contra la ocurrencia de cáncer y osteoporosis.
La lactancia es la mejor opción…en un mundo perfecto. Pero el mundo no es perfecto y las afirmaciones que parecen más obvias y ciertas no siempre se cumplen. Los defensores de la lactancia argumentan que los bebés lactantes tienen menores tasas de mortalidad y mejores niveles de salud que los niños alimentados con fórmula; en realidades que no permiten un manejo higiénico adecuado de las botellas de lactar, esto es indudablemente cierto, pero una lectura cuidadosa de los estudios recientes que comparan a los infantes lactantes y los infantes alimentados con fórmula presenta un verdadero dilema para los defensores de la lactancia, debido a que la investigación publicada en el tema no provee un sustento claro de la superioridad de la lactancia.
ESTUDIOS INQUIETANTES
Un estudio publicado en julio de 2001, por ejemplo, encontró que en Japón los infantes alimentados con leche materna tenían mayor incidencia de asma que los infantes alimentados con fórmula.1 Un estudio europeo encontró que la alimentación con leche materna no estaba relacionada con mejores niveles de hierro en niños de un año. Aquellos con los mejores niveles de hierro eran aquellos que recibieron fórmulas fortificadas con hierro.2 Un estudio en Suecia encontró que los infantes que lactaban tenían tantas probabilidades de desarrollar cáncer en la niñez como los infantes alimentados con fórmula.3 De hecho, los bebés que habían lactado por un mes o más tenían un riesgo más alto de contraer linfoma no hodgkiniano, aunque este descubrimiento estaba basado en una cantidad baja de casos. Un estudio de Noruega encontró que la lactancia materna no daba protección contra las infecciones de oído frecuentes.4 Un reporte en Pediatric Clinics de North America resaltó que muchos bebés alimentados con leche materna sufrían de fallo en el desarrollo y deshidratación.5 El autor advirtió: “Aquellos que entusiastamente promueven la lactancia por sus muchos beneficios a la salud deben confrontar la realidad del fracaso de la lactancia e implementar los cambios necesarios en la educación médica y servicios de apoyo para fomentar resultados exitosos en los infantes lactantes.”
Solo un estudio llevado a cabo durante los últimos dos años encontró beneficios determinantes a favor de la lactancia: los investigadores en la Escuela Médica de Harvard encontraron que los niños que eran alimentados con leche materna tenían muchas menos probabilidades de ser obesos en la adultez.6
Los resultados de estudios sobre la relación entre la lactancia y las habilidades cognitivas son mixtos.7 Algunos estudios han demostrado que los infantes lactantes son más inteligentes, mientras que otros no muestran diferencia alguna. Los críticos argumentan que los mejores resultados cognitivos en los infantes con lactancia se deben al hecho de que las madres con niveles más altos de educación tienen mayores probabilidades de dar de lactar.
Los fabricantes de fórmulas no tardan en utilizar el bajo desempeño de niños lactantes como prueba de que la fórmula es “igual de buena” que la leche materna. Los defensores de la lactancia materna contraargumentan que los estudios fueron diseñados para generar resultados que beneficien a los fabricantes de fórmula. Nuestra interpretación es la siguiente: dado que la dieta de las mujeres en la modernidad es tan terrible, y que la preparación que tienen para una lactancia exitosa es nula, su leche no es capaz de brindar una mejor nutrición para sus hijos que la de las fórmulas de fábrica.
¿LA DIETA IMPORTA?
“Las madres lactantes no necesitan preocuparse sobre sus dietas. Siempre que estén obteniendo suficientes calorías, su leche será buena.” Este es el dogma de la mayoría de grupos que promueven la lactancia en todo el mundo. “El mensaje de que la dieta tiene alguna influencia en la calidad de la leche desalentaría a las madres de dar de lactar”, según dicen.
La recomendación que típicamente se les da a las mujeres embarazadas es la siguiente: “Incluye frutas, vegetales, granos, carne o alternativas de carne, y productos lácteos bajos en grasa en tu dieta diaria. Evita las bebidas alcohólicas y con cafeína.” A las mujeres lactantes se les aconseja comer “alimentos ricos en vitamina A” como las “zanahorias, espinacas, camotes y melones”. Por encima de todo, dicen “los expertos”, no te preocupes mucho de qué estás comiendo. “Tu dieta no tiene que ser ‘perfecta’ para ser capaz de nutrir a tu hijo correctamente.”8e
Las consejeras de lactancia a menudo citan un estudio que no encontró diferencia en los niveles de distintos factores entre la leche de madres “bien nutridas” y “poco nutridas”. Estos factores fueron los compuestos inmunoprotectores slgA, lisozima y lactoferrina.9 Es inevitable preguntarse cómo investigadores con tanto conocimiento de nutrición -como para promover a la leche sin grasa como un alimento nutritivo, a las imitaciones de carne como equivalente a la carne, y a los vegetales como fuente de vitamina A (que no lo son)- cómo investigadores tales pueden ser quienes distingan a una madre “bien nutrida” de una madre “poco nutrida”.
Incluso, si existe poca diferencia en ciertos factores inmunes como se alega, puede haber diferencias gigantes en otros nutrientes dependiendo de qué comen las madres.
ÁCIDOS GRASOS DE CADENA LARGA
La leche humana contiene ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPICL), necesarios para el desarrollo del sistema nervioso del bebe. Estos ácidos grasos especiales se acumulan en el cerebro y la retina. Si están ausentes en la dieta del bebé, es probable que el niño sufra de problemas cognitivos y poca agudeza visual.10 Los ácidos grasos de cadena larga más importantes son el ácido araquidónico (AA) de la familia de los omega 6, el ácido docosahexaenoico (DHA) de la familia de los omega 3, y el ácido eicosapentaenoico (EPA), también de la familia de los omega 3.
La composición de los AGPICL en los tejidos de infantes en crecimiento está determinada en gran parte por el contenido de AGPICL de la leche que el bebé consume. El reconocimiento de que estos AGPICL son vitales para el desarrollo óptimo de los infantes ha resultado en el establecimiento de medidas para ordenar su inclusión en las fórmulas comerciales -tal y como se hace en otros países, notablemente en Japón. Los fabricantes de fórmulas opusieron resistencia porque los ácidos grasos incrementan considerablemente el costo de fabricación de las fórmulas, y su inclusión además requiere tener cuidados especiales con el producto para prevenir la oxidación. Sin embargo, la investigación es tan convincente que el 16 de julio de 2001 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó la adición de dos ácidos grasos derivados de la alga azul-verdosa a las fórmulas infantiles.
Lo que no se conoce tanto es el hecho de que los niveles de AGPICL en la leche humana dependen largamente de la dieta de la madre. Un estudio importante publicado en 1997 comparó la composición de ácidos grasos de las leches de madres en dos provincias de China con las leches de madres en Canadá.11 Las madres en la provincia tradicional de Chongqing tuvieron niveles más altos de grasa de leche que en la provincia occidentalizada de Hong Kong, así como niveles más altos de AA, debido a un periodo especial de alimentación por las primeras 4 semanas luego del nacimiento del bebé durante el cual las madres en Chongqing consumen hasta diez huevos diarios y grandes cantidades de pollo y cerdo. La dieta de las madres de Hong Kong era mucho más baja en grasa y en calorías, pero debido al alto consumo de pescado, sus niveles de DHA eran tan altos como aquellos de las madres de Chongqing. Sin embargo, en ambas provincias chinas los niveles de AA y DHA en las leches maternas eran más altos que los niveles de las madres de Canadá.
Este estudio chino de la leche prueba que los niveles de ácidos grasos en la leche se ven fuertemente influenciados por la dieta de la madre. Por ejemplo, el contenido de ácido erúcico (un ácido graso monoinsaturado de cadena larga) incrementó en la leche de las madres de Chongqing durante las últimas semanas de lactancia, a partir de un cambio de grasas animales a aceite de semilla de colza. Los niveles de ácido linoleico omega 6 fueron altos en la leche de las madres de Hong Kong, reflejando su uso de aceites vegetales altos en omega-6, derivados del maíz y la soya.
La leche humana ideal contiene niveles altos tanto de grasas saturadas como de AGPICLs. Esto puede conseguirse al consumir altos niveles de grasas animales además de huevos, aceite de hígado de bacalao y pescados grasosos a lo largo del periodo de lactancia. Las grasas saturadas en la leche estimulan el sistema inmune y trabajan en sinergia con los AGPICLs para mantenerlos en los tejidos en donde pertenecen12. Los niveles de grasa en la leche de una madre disminuirán con cada bebé a menos que ella tenga el debido cuidado de consumir altos niveles de grasas densas en nutrientes en los periodos entre un y otro embarazo y durante cada lactancia.13
VITAMINAS Y MINERALES
Un estudio reciente encontró que la leche materna no cumplía los requerimientos mínimos para muchos nutrientes.14 Especialmente baja era la vitamina D. Un estudio en Nigeria encontró que los niveles de calcio y potasio en la leche humana variaban en un factor de 2, el magnesio y el cobre en un factor de 3, los niveles de cloruro en un factor de 4, el hierro y el selenio casi en un factor de 5. El yodo y el sodio casi en un factor de 7, y el zinc, que es vital para el sistema nervioso, en un factor mayor a 7.15 En otras palabras, algunas madres tienen siete veces más zinc en su leche que otras.
Otro estudio encontró grandes variaciones en los niveles de las vitaminas del complejo B.16 La vitamina B6 se concentra en la leche materna; los requerimientos de vitamina B6 se incrementan para las mujeres lactantes.17 Además, se requiere mayor cantidad de vitamina B6 si la mujer se está ejercitando -una razón importante para cumplir con la cantidad adecuada de descanso durante la lactancia. El mismo estudio encontró que la vitamina C se encontraba en un rango de 0 a 11,2 mg por cada 100 gramos de leche y la vitamina A de 15 a 226 Unidades Internacionales.
La vitamina A es vital para el desarrollo del infante. La vitamina A se encuentra solo en grasas animales. Las madres pueden convertir algunos de los precursores presentes en las frutas y vegetales en verdadera vitamina A y transferirla a su leche, sin embargo, una provisión adecuada de vitamina A solo podrá lograrse con el consumo de alimentos animales ricos en la verdadera forma de este nutriente.18 Un estudio de 1992 llevado a cabo en Indonesia encontró que las madres que recibían suplementación de vitamina A tenían niveles más altos de vitamina A en su sangre y en su leche que aquellas que recibieron un placebo, y los infantes del grupo bajo suplementación tenían menor incidencia de deficiencia de vitamina A.19 La deficiencia fue medida por la presencia de conjuntivitis en los ojos. La incidencia de conjuntivitis disminuyó drásticamente en los infantes lactando de madres que tomaban un suplemento de vitamina A. Los autores notaron que los niveles de vitamina A eran más bajos en las mujeres que eran muy delgadas y habían tenido muchos hijos -una advertencia para no perder peso tan rápidamente luego del nacimiento de un bebe y para espaciar suficientemente a un embarazo de otro de manera que las reservas de vitamina A puedan ser repuestas.
Una cantidad adecuada de vitamina B12 es esencial para el desarrollo del infante. Un estudio encontró una deficiencia de vitamina B12 en un infante lactando de una madre vegetariana estricta.20 Otro estudio encontró menores niveles de ácidos grasos poliinsaturados en la sangre de los hijos de mujeres vegetarianas.21
Si bien los niveles de proteínas en la leche humana permanecen constantes en alrededor de 11 por ciento bajo distintas condiciones, los niveles de grasa y de lactosa -ambos esenciales para el desarrollo del sistema nervioso- varían ampliamente.22 Incluso los muchos compuestos antiinflamatorios y antibacteriales en la leche de una madre varían marcadamente de acuerdo a su dieta.23
GRASAS TRANS…Y OTROS ELEMENTOS PERJUDICIALES
Las grasas trans de aceites vegetales parcialmente hidrogenados están presentes en la margarina, en las mantecas vegetales, y en muchos alimentos procesados. La evidencia que hoy en día tenemos confirma que las grasas trans son malas. Ellas interfieren con muchos procesos enzimáticos, reducen la habilidad de aprendizaje, disrumpen el sistema endocrino, y contribuyen con las alergias, el asma, y muchas otras enfermedades.24 (Sin embargo, pequeñas cantidades de una forma de grasas trans ocurren de manera natural en la leche de la vaca y estas no son dañinas.)
Si la exposición a las grasas trans es mala para los adultos, es incluso peor para los bebés y los niños durante los años en que crecen. Los fabricantes de fórmulas podrían hacer las cosas mejor y nunca incluir grasas trans en sus fórmulas, pero debemos saber que la leche humana también llega a tener altos niveles de grasas trans si la madre consume margarina, frituras con aceites vegetales, y bollería industrial. El estudio chino encontró que las madres canadienses tenían 33 veces más grasas trans en su leche que las madres de Chongqing alimentándose de su dieta tradicional, quienes no consumían alimentos industriales procesados. Las madres de Hong Kong tenían cuatro veces más grasas trans en su leche que las madres de Chongqing, reflejando los efectos que la comida industrian había tenido en la ciudad occidentalizada de Hong Kong.
Muchos otros elementos perjudiciales pueden terminar dentro de la leche materna, incluyendo pesticidas, mercurio (de los rellenos de amalgamas), y altos niveles de fitoestrógenos si la madre consume mucha soya. (De todas formas, la cantidad de fitoestrógenos en la leche de madres que consumen soya es aproximadamente 3000 veces menor que los niveles presentes en las fórmulas a base de soya.25)
Un estudio descubrió proteínas de maní en la leche de las madres y advirtió que las mujeres lactantes que comen maníes pueden causar alergia al maní en sus infantes.26 Dependiendo de lo que tiene, incluso la leche de la madre puede ser causante de alergias.
SUMINISTRO DE LECHE
De acuerdo con La Liga de La Leche, un suministro insuficiente de leche es poco común. El problema, según dicen, no es una deficiencia en la glándula mamaria, sino una “creencia compartida” entre las madres o los profesionales de la salud de que “la insuficiencia de leche es un fenómeno común”. Los llantos frecuentes del bebe, según dice, no deberían ser interpretados como una señal de leche insuficiente o de poca calidad -ni siquiera si esto es lo que la madre cree por instinto. De acuerdo con el manual de La Liga de La Leche, “La palabra <<insuficiente>> es como la palabra <<inadecuada>> -una vez que ha sido dirigida hacia una madre no se puede retractar, y hace su confianza en la habilidad de su cuerpo para cuidar y nutrir con su pecho a menudo se desmorona.”
Sin embargo, la literatura médica antigua abunda en tratamientos para las fallas en la lactancia.27 Estudios modernos muestran que el suministro de leche de una madre puede variar y que está influenciado por su dieta. En 1981, investigadores en Gambia encontraron que la producción de leche disminuía durante la temporada de lluvias de cinco meses cuando los suministros de comida disminuían, y el declive era mucho mayor entre las madres cuyos bebés tenían más de tres meses.28 La leche era mucho más abundante durante la temporada no lluviosa, y el crecimiento de los infantes era mucho más satisfactorio. Las madres primerizas eran más capaces de mantener la producción de leche que las madres con múltiples hijos. Los investigadores no encontraron correlación entre el suministro de leche y la frecuencia de las tomas. El factor principal fue la cantidad de comida disponible para la madre.
La preocupación sobre el suministro de leche no es un fenómeno moderno inculcado por los malvados fabricantes de fórmula para vender más fórmula -aunque sí hay que mencionar que los fabricantes de fórmula son bastante rápidos en aprovechar al máximo esta preocupación. La mayoría de culturas tradicionales utilizan alimentos especiales o “galactogogos”, en la creencia de que incrementan el flujo de leche; estos van desde gusanos de tierra pulverizados en la India, hasta sopas de pescado en China y Japón, y hasta una variedad de tés especiales.29 La sopa hecha de gallos es un galactogogo utilizado en varias partes del mundo. Weston Price registró la práctica de llevar una alimentación especial para las mujeres embarazadas y lactantes: los alimentos que se les daba eran alimentos animales ricos en vitaminas solubles en grasas y, en algunos pocos casos, gachas de cereales remojados.30 La literatura moderna sobre la lactancia minimiza el concepto de los galactogogos como una mera superstición, pero las futuras generaciones estarían mejor servidas si los investigadores dirigieran sus esfuerzos en determinar cuáles de estos galactogogos son verdaderamente útiles en lugar de desestimarlos.
Las madres de todas las sociedades y de toda edad han estado naturalmente preocupadas por tener leche en cantidad suficiente para sus hijos. Una pintura de 1885 de Japón representa a una madre rezando para tener abundancia de leche para su infante recién nacido.31 La pintura adyacente muestra sus rezos siendo respondidos, con la leche saliendo desde su pecho hasta un tazón. Si la cantidad adecuada de leche fuera algo que se da de manera automática para todas las mujeres, no habría la necesidad de ofrecer plegarias.
El porcentaje de madres que comienza a dar de lactar no ha cambiado en 20 años. En Estados Unidos, una encuesta federal en el año 1995 encontró que 58 por ciento de todas las mujeres comenzó dando de lactar, el mismo porcentaje que a inicios de los años 80s. Pero casi el veinte por ciento menos continuaba dando de lactar luego de tres meses en comparación a los años 80s, y esto ocurrió a pesar de que la lactancia hoy en día ha sido fuertemente promovida como la mejor opción para la primera infancia.32
Un motivo que muchas mujeres alegan para discontinuar la lactancia en los Estados Unidos es el “no tener suficiente leche”. La prueba está en el frecuente llanto del bebe o en su incapacidad para ganar peso. En esta situación, decirle a una mujer que “está todo en su cabeza” es algo muy desconsiderado. Además del descanso y la ayuda necesarias, ella requiere alimentos especiales que promueven su producción de leche o, si eso no funciona, alternativas nutritivas que estén disponibles para su infante.
El consumo de grasas trans disminuye el contenido total de grasa en la leche humana.33 La baja calidad de la dieta moderna, incluyendo los niveles bastante altos de ácidos grasos trans en los ultraprocesados, es otra razón del por qué tantas mujeres abandonan la lactancia luego de las primeras pocas semanas -ellas saben mucho mejor que cualquier consultora de lactancia materna que no tienen suficiente leche, o que su bebé no es feliz con la calidad de leche que está recibiendo.
UNA SERIE DE DECEPCIONES
Detrás del simple mantra de “la lactancia es lo mejor” que sale tan fácilmente de las consultantes en lactancia, los pediatras, y demás, se encuentra una serie de decepciones que termina por llevar a las madres a los brazos de los fabricantes de fórmulas. Primero está la decepción de que un suministro insuficiente de leche es algo raro. Sí, es raro en una sociedad de personas verdaderamente saludables, pero las sociedades modernas no están habitadas por personas verdaderamente saludables. La producción y liberación de leche está gobernada por una interacción compleja de hormonas, que incluyen al hipotálamo, la glándula pituitaria y la glándula tiroidea. Existen muchos puntos donde algo puede salir mal, y dado los altos niveles de problemas tiroideos y endocrinos en las mujeres de la modernidad, lo que es sorprendente es el hecho de que tantas logren si quiera dar de lactar. Un suministro insuficiente de leche es un problema más común de lo que la profesión médica quiere admitir, tal y como muchas madres lactantes lamentablemente han tenido que aprender en el camino, a pesar de haber empezado con la mejor de las intenciones.
En segundo lugar, está la decepción de que “todas las madres pueden producir buena leche, incluso si su dieta no es perfecta”. Con esta afirmación le damos la espalda a la sabiduría acumulada de sociedades ancestrales en todo el mundo, quienes en su mayoría reconocieron que las madres lactantes necesitan dietas especiales para cubrir las necesidades del infante en crecimiento. En los años 1940s, Weston Price ya había observado un declive en la calidad de la leche humana, como se evidenció en la gran cantidad de problemas dentales que encontró en sus pacientes alimentados con leche materna.34 Los recientes resultados lastimosos de los infantes lactantes en ensayos comparativos, indican que la leche humana moderna no es mejor -y probablemente es peor- de lo que era en la época de Price.
La última decepción es que la idea de que los bebés no deberían ser alimentados con fórmulas hechas en casa elaboradas a base de leche de vaca o de cabra. Los libros en alimentación infantil reconocían que la leche de vaca (o de cabra, búfalo de agua, camello, oveja o reno) era el lógico substituto para la leche materna. Quienes escribían en tiempos pasados me parecen mucho más sabios que nuestros expertos modernos:
<<La naturaleza no siempre da a una madre la capacidad de nutrir a su hijo, pero las mujeres que sí tienen esta capacidad así deberían hacerlo. Cada mujer embarazada no solo debería estar impresionada con la importancia de la tarea que le toca, sino también con la preparación que es esencial para lograr su éxito. Sin embargo, existen mujeres que por alguna razón no pueden llevar a cabo esta función natural -para ellas, es necesario aprender a aprovechar la forma disponible hoy en día de alimentar a sus hijos artificialmente. El sustituto lógico de la leche humana es la leche de vaca (o la leche de cabra).35>>
Solo hace cincuenta años, parte de la preparación para las mujeres durante el embarazo, además de una dieta enriquecida con alimentos animales especiales, era la búsqueda de una vaca a la que darían los mejores pastos como alimento y cuya leche estaría disponible para el infante a lo largo de su desarrollo. En la actualidad sabemos que es mejor diluir esa leche y añadir otros alimentos, pero incluso antes de que supiéramos esto, miles de bebes fueron exitosamente alimentados con las nutritivas leches enteras de una variedad de animales. Sin embargo, algunos de los discursos más fuertes de la literatura médica hoy en día están dirigidos a las fórmulas caseras hechas de leche de vaca o cabra, la única competencia para las fórmulas industriales.
Hoy, a la nueva madre que se encuentra en aprietos durante la lactancia, y está ansiosa ante los llantos frecuentes de su bebe, se le dice antes que nada que ella debería “tener más seguridad”. Cuando se rinde ante lo inevitable y opta por la alimentación de botella, se le dice que la fórmula hecha en fábricas es mejor que la leche producida por animales…así se logra otra consumidora de fórmulas infantiles industriales.
ESTABLECER METAS REALISTAS
En vez de concentrarnos en nuestros deseos de una lactancia ideal, mejor establezcamos algunas metas realistas. En la cima de la lista estaría tener a prácticamente el 100 por ciento de todas las madres dando de lactar durante el primer mes. Los factores de inmunidad de la leche en las primeras semanas de lactancia son determinantes y específicos en la leche humana, y no pueden ser duplicados o provistos por fórmula alguna. En Suecia, se ha logrado un noventa y ocho por ciento de adherencia a la lactancia en el primer mes prohibiendo la distribución de muestras gratis de fórmulas en los pabellones de maternidad. Las muestras gratis deberían ser estrictamente prohibidas -no solo en los pabellones de maternidad sino también a través del correo y en los programas gubernamentales que distribuyen fórmula de forma gratuita a madres de bajos recursos.
En segundo lugar, démosle recomendaciones acertadas de nutrición a las y los jóvenes a través de clases de educación sexual, clases de partos, y grupos de soporte para la lactancia. Los futuros padres necesitan saber que la dieta moderna promedio no tienen grandes posibilidades de producir niños sanos ni de lograr una leche materna saludable.
Finalmente, aceptemos lo inevitable. Siempre debería fomentarse la lactancia prolongada por varios meses, pero en la sociedad de hoy en día este no es un lujo disponible para muchos. La necesidad de regresar al trabajo, los problemas con el suministro de leche, el progreso insatisfactorio del infante -estas son todas razones convincentes para que las madres opten por alimentar a sus infantes con fórmula (aunque se debería hacer hasta el último esfuerzo para facilitar la lactancia en el lugar de trabajo). Pero las madres necesitan saber que la fórmula que pueden elaborar con leche de vaca de alta calidad y otros alimentos enteros es vastamente superior a las fórmulas de fábrica.
Por encima de todo, mantengamos en mente la meta principal. La meta es tener niños sanos -la meta no es la lactancia por el simple hecho de la lactancia, sino tener niños sanos. Es una meta que requiere sabiduría, dedicación, paciencia, trabajo duro y soporte mutuo entre las madres lactantes y las no-lactantes. Por encima de todo, requiere de sabiduría, no de una serie de decepciones, y no existe mejor punto de partida que las enseñanzas del Dr. Weston A. Price.
Anexos
MITOS Y VERDADES SOBRE LA LACTANCIA MATERNA
MITO: Toda mujer puede dar de lactar exitosamente.
VERDAD: Incluso en sociedades tradicionales -alimentándose con dietas tradicionales-, una porción de las mujeres no tenía leche suficiente. Cuando no había una ama de leche disponible, a los bebés de madres con un suministro insuficiente de leche se les daba leche de vaca, cabra, oveja, búfala de agua, camello o reno.
MITO: La nutrición que provee cualquier régimen alimentario es adecuada para las madres lactantes. No hay necesidad de añadir alimentos especiales a las dietas de las madres lactantes.
VERDAD: Si la dieta de la madre es pobre, su leche tendrá deficiencias en las vitaminas A, D y B12, y otras vitaminas solubles en grasas. La leche humana también será deficiente en ácidos grasos de cadena larga si estos no están presentes en cantidades adecuadas en la dieta de la madre. Además, la leche de madres que llevan dietas restrictivas en calorías tendrá niveles menores de grasa y lactosa. Weston Price encontró que, en los sistemas alimentarios tradicionales, las mujeres continuaban consumiendo alimentos especiales durante el periodo de lactancia.
MITO: La leche materna puede prevenir los problemas dentales como los dientes apiñados, la mandíbula subdesarrollada, etc.
VERDAD: El desarrollo de la cara y la mandíbula depende de los nutrientes disponibles para el niño desde la preconcepción y a lo largo de toda la infancia. Los niños que han sido alimentados con leche materna pueden tener deformidades dentales si su nutrición en el útero y la leche materna que recibieron era deficiente en nutrientes.
CONSEJOS PARA UNA LACTANCIA EXITOSA
Seguir nuestras recomendaciones para la Dieta para mujeres embarazadas y madres lactantes (https://www.westonaprice.org/es/health-topics/diet-pregnant-nursing-mothers-spanish-translation/), idealmente desde antes de la concepción. No restrinjas la cantidad de alimentos que comas: cuando estás dando de lactar no es momento de “hacer dieta”.
Procura dejar todo organizado y tener ayuda para las primeras cuatro semanas luego de que el bebe ha nacido, de manera que tú puedas tener un descanso adecuado. Idealmente deberías poder contar con tu pareja, abuelos, parientes, amigos, amas de casa o incluso una nana profesional para que tú puedas concentrarte en tener una alimentación óptima y suficiente descanso.
Se dice que las comidas y las bebidas fermentadas, y las gachas de granos fermentados, aumentan la cantidad de leche.
Si tienes miedo de no tener suficiente leche, ten listos los ingredientes para una fórmula hecha en casa, y compra un dispositivo de apoyo a la lactancia como el de Lact-Aid (www.lact-aid.com) para que estés lista para dar a tu bebé un suplemento nutritivo si es necesario. Algunas veces solo unos cuantos días de suplementación utilizando el dispositivo de Lact-Aid puede incrementar el flujo de leche, y el solo hecho de tener todo lo que fuera necesario para alimentar a tu bebé puede darte la paz mentar que te permita mantener el flujo de leche. Mientras estás embarazada, asegúrate de identificar dónde se vende la mejor leche posible en tu área -la vas a necesitar para ti misma, y para el bebé luego del destete, incluso si en la lactancia todo va bien.
Si a pesar de tomar estas medidas tu flujo de leche disminuye o se detiene, no te sientas culpable. Has hecho lo mejor que has podido y tu bebé aún tiene la posibilidad de crecer siendo saludable, fuerte e inteligente con una fórmula para bebés hecha en casa de alimentos naturales y densos en nutrientes.
CASOS EN QUE ES MEJOR NO DAR DE LACTAR
GALACTOSEMIA: Este es un desorden genético raro en el que el infante no puede digerir la galactosa. El infante morirá si consume leche.
VEGANISMO: La leche de madres veganas tendrá cantidades insuficientes de vitamina B12 y de ácidos grasos de cadena larga que son importantes. Si una madre vegana insiste en dar de lactar, la dieta de su bebé debería suplementarse con aceite de hígado de bacalao, yemas de huevo, e hígado, todos alimentos de origen animal.
DIETA DE COMIDA CHATARRA: Los ultraprocesados y comida chatarra, llenos de ácidos grasos trans, reducirá el contenido de grasa de la leche de la madre y hará que contenga ácidos grasos trans. Una fórmula hecha en casa a partir de alimentos enteros será más nutritiva que la leche de una madre alimentada de comida chatarra.
CANTIDAD INSUFICIENTE DE LECHE: Aunque tener cantidades insuficientes de leche no es lo más común, tampoco es tan raro como lo indica la literatura médica. En estos casos la lactancia debería suplementarse con una fórmula hecha en casa usando la ayuda de un dispositivo como el de Lact-Aid (www.lact-aid.com).
BEBÉS ADOPTADOS: Se han reportado casos en que la leche ha sido estimulada en madres no biológicas, pero son casos raros. Para alimentar a los bebés adoptados se debe preparar una fórmula en casa.
CASOS EN QUE LA LACTANCIA PUEDE DARSE, A PESAR DE QUE SE DIGA QUE NO
FENILCETONURIA: Este es un raro desorden genético en el que el infante debe evitar el aminoácido fenilalanina. Con una cuidadosa supervisión médica, los infantes con fenilcetonuria han sido amamantados exitosamente en combinación con un sustituto proteico libre de fenilalanina.
VIH POSITIVO: A las madres que son VIH positivas se les indica no dar de lactar. Pero un estudio de Sudáfrica encontró que el virus VIH no se traspasa a los infantes amamantados cuando la dieta de la madre contiene suficiente vitamina A. Otros estudios han hallado que una carga viral baja también previene la transmisión de madre a hijo.
DIABETES: A pesar de que a menudo se advierte a las madres diabéticas que no den de lactar, la lactancia en realidad disminuye las complicaciones en los infantes de madres diabéticas. Una vez más, la adecuada nutrición de la madre es vital.
LA LIGA DE LA LECHE
Fundada en 1956, La Liga de La Leche es considerada la principal autoridad a nivel mundial en lactancia materna. La organización ofrece apoyo e información en sesenta países alrededor del mundo para madres que eligen dar de lactar a sus hijos. Han ejercido presión a favor de los derechos de las madres a dar de lactar en el trabajo y en lugares públicos, y conducen grupos de soporte para madres lactantes de todos los niveles económicos.
Nadie puede discutir el servicio que La Liga de La Leche ha llevado a cabo en levantar la voz sobre los beneficios de la lactancia. Sin embargo, al mismo tiempo, esta organización es la defensora más influyente de la falacia de que “todas las madres pueden ser exitosas en la lactancia”, además de haberle restado importancia a la influencia de la dieta en la calidad de la leche de la madre. De hecho, la literatura que comparten niega el rol de la grasa de la leche materna en el desarrollo del sistema nervioso del infante.
La organización, a su vez, ha fallado en utilizar su influencia para advertir a las madres sobre los factores que pueden comprometer la calidad de su leche. Cuando la Dr. Bev Teter descubrió que los ácidos grasos trans en la dieta pueden disminuir el contenido de grasa de la leche de la madre, ella inmediatamente contactó a La Liga de La Leche para que ellas advirtieran a todas las madres lactantes que eviten las grasas trans. La Liga de la Leche no respondió, quizás porque no entendieron el rol de las grasas en el desarrollo del infante. La organización también ignoró el aporte de otro científico, quien señaló que el mercurio de los empastes de amalgama puede causar niveles altos de mercurio en la leche humana.
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Este artículo formó parte de Wise Traditions in Food, Farming and the Healing Arts, la revista trimestral de la Weston A. Price Foundation, en la edición de otoño de 2001.
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Gabriela says
Hola! Necesito saber a que le llaman formula de leche de vaca, si eso conlleva una preparación en casa. Por favor espero respuesta. Saludos!